Embárcate en un viaje a Teplice, la ciudad balneario más antigua de Europa Central, y explora su rica historia y atmósfera única a tu propio ritmo. Un cómodo autobús te llevará desde Praga directamente hasta los Baños Reales, donde dispondrás de 8 horas de tiempo libre para descubrir la ciudad por tu cuenta. Gracias a una app móvil con guía en uno de nueve idiomas, conocerás fascinantes historias sobre esta ciudad histórica y sus célebres visitantes, como Beethoven y Goethe.
Aprovecha también la oportunidad de visitar el lujoso Thermálium, donde podrás bañarte en agua termal 100% natural.
El precio del tour incluye la entrada a la Iglesia de la Exaltación de la Santa Cruz, donde se encuentran las reliquias de San Clari, uno de los santos patronos de la ciudad. Tu aventura también incluye un billete para el tren turístico Humboldt (en temporada de verano), que te llevará cómodamente por los principales lugares históricos y de spa de Teplice. Admira las hermosas columnatas, magníficos parques y arquitectura inspirada en las ciudades reales europeas.
Tras un día de exploración, regresarás cómodamente a Praga.
Este tour es ideal para quienes desean explorar Teplice sin guía, pero con toda la información necesaria al alcance de la mano. ¡Disfruta de la libertad de descubrir y siente la atmósfera de un balneario real en el corazón de Europa!
La plaza histórica original de la ciudad, cuya belleza se ve realzada por la cantidad de edificios históricos significativos. Está dominada por el castillo de Teplice, construido sobre las ruinas de un monasterio dominicano fundado en el siglo XII por la segunda reina de Bohemia, Judith de Turingia. La plaza Zámecké náměstí fue el centro de todos los acontecimientos históricos importantes de la ciudad. Suele ser el primer lugar que ven los visitantes y turistas en Teplice y el punto de partida para descubrir la ciudad.
Este edificio, el elemento sagrado dominante de la plaza Zámecké náměstí, estaba dedicado al santo patrón de la ciudad de Teplice, San Juan Bautista. La catedral se construyó en el siglo XVI sobre los cimientos de una catedral mucho más antigua que también incluía el cementerio adyacente. La catedral alberga la tumba de la familia Clary-Aldringen, la última familia noble propietaria de la finca de Teplice. Fue reconstruida con su aspecto actual a principios del siglo XVIII en estilo barroco, y la torre mirador, anteriormente habitada, se convirtió en su elemento dominante. Hoy en día se ha convertido en un mirador muy popular entre los turistas, ya que ofrece una vista impresionante de la parte más antigua de la ciudad balneario más antigua de Europa Central. El mirador y la cima de la torre también cuentan con una exposición. Para visitar la torre mirador es necesario pagar una entrada.
Uno de los pocos monumentos barrocos de la ciudad, diseñado por el escultor y tallador barroco más destacado de Bohemia, Matthias Bernard Braun, que recibió una gran influencia del arte italiano. Este monumento de más de doscientos años de antigüedad no solo encarna la idea de protegerse de la peste (al igual que en otras ciudades), sino también la profunda historia familiar de la familia aristocrática propietaria de la finca Teplice. La columna de la Santísima Trinidad, que en su día también fue una fuente, es un elemento dominante de la plaza.
Este castillo renacentista es un elemento claramente dominante del centro histórico de la ciudad, cuyos orígenes se remontan al siglo XI, cuando se construyó en este lugar uno de los monasterios femeninos más antiguos de Europa Central. La orden benedictina y el monasterio de Teplice se fundaron a instancias de la segunda reina de Bohemia, Judith de Turingia, que también fue enterrada en el complejo monástico. Los visitantes del castillo podrán admirar estilos románicos, góticos y clasicistas. El castillo comenzó a desplegar toda su belleza a principios del siglo XIX, cuando la finca era propiedad de una unión de las grandes dinastías Clary Aldringen, y la ciudad comenzó a ser conocida, especialmente en los círculos aristocráticos, como la Pequeña París, el Salón de Europa y la Sala de Exposiciones de la Monarquía. Actualmente, el castillo alberga el museo regional, que incluye un departamento de historia académica, así como una serie de magníficas exposiciones abiertas al público. Estas abarcan desde una exposición sobre el monacato románico, pasando por una exposición sobre la historia de la cultura balnearia en la zona, hasta una serie de exposiciones históricas temáticas adicionales. Se aplican tarifas de entrada al castillo y a las exposiciones.
Te encuentras ante el monumento conmemorativo del destacado poeta alemán Johann Gottfried Seume, escritor y aventurero. Estudió historia y filosofía. Luchó como oficial en los ejércitos de varios gobernantes europeos. Finalmente, abandonó el ejército del zar ruso debido a una grave enfermedad. Seume esperaba curarse en los balnearios de Teplice; pidió dinero prestado para sus tratamientos y vino a Teplice para recibir tratamiento. Murió diez días después de su llegada. Seume fue enterrado junto a la Capilla del Descubrimiento de la Santa Cruz, que se encuentra detrás de este monumento. Su tumba es la única que se conserva aquí del antiguo cementerio.
La iglesia de San Bartolomé fue fundada por el rey prusiano Federico Guillermo IV a mediados del siglo XIX. El edificio fue concebido como una basílica neorrenacentista de tres naves construida en ladrillo, al estilo de las antiguas iglesias cristianas. Estaba destinada a los fieles de confesión protestante. La iglesia siguió funcionando como estructura eclesiástica hasta poco después de la Segunda Guerra Mundial, momento en el que fue cerrada. Durante décadas cayó en desuso. Actualmente alberga una galería de exposiciones que cuenta con varias muestras, un lugar de descanso y una sala de conciertos que aprovecha la excelente acústica del espacio, principalmente para conciertos de música clásica y música acústica. Detrás de la iglesia se encuentra una zona que en su día fue el cementerio judío más antiguo de la ciudad, pero que fue rellenada, con lápidas y todo, en 1939. La terraza situada sobre la balaustrada ofrece unas magníficas vistas panorámicas de los Montes Metálicos. Desde aquí se puede ver incluso la parte de los Montes Metálicos cuyas antiguas explotaciones mineras están inscritas en la lista de monumentos de la UNESCO.
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